Si bien no es literal que un grupo de serpientes puede volar, si pueden planear al lanzarse desde las ramas de los árboles e, incluso, recorrer distancias superiores a los treinta metros.
A lo largo de la evolución distintas estirpes animales han desarrollado la capacidad de planear. Sin embargo, sólo un pequeño grupo de serpientes lo ha conseguido sin tener apéndices. No tienen ni alas, ni brazos o piernas que les permitan aumentar su superficie para planear.
Y no estamos hablando simplemente de dejarse caer sin hacerse daño. Las tres especies de serpientes planeadoras del género Chrysopelea son capaces de mantenerse en el aire durante un periodo sorprendente de tiempo. Llegan a desplazarse más de 30 metros de distancia. Y una de ellas, llamada Chrysopelea paradisi, incluso es capaz de cambiar de dirección en mitad del “vuelo”.
Lo primero que necesitan estas serpientes para poder planear es aumentar la superficie en contacto con el aire. Es decir, aplanarse lo máximo posible para ocupar cuanto más, mejor. Para conseguir esto, se aprovechan de sus costillas móviles. Modificando la posición y la forma de su cuerpo, adoptan una forma de “hoja” que les ayuda a planear.
El segundo factor tiene que ver con el ángulo de ataque, la posición desde la que se lanzan. Estas serpientes han aprendido cuál es la posición óptima que deben adoptar para aumentar al máximo la distancia que pueden recorrer. Resulta sorprendente que en la práctica totalidad de los casos se lancen en un ángulo de 35º, casi como si pudiesen medirlo con sus ojos.
Para comprobar estos dos factores, y determinar si se puede aprender algo para construir artefactos humanos, los científicos han estudiado a las tres especies en su medio natural. Capturaban distintos individuos, y los lanzaban desde las ramas grabando el planeo para después estudiarlo. En otros experimentos simplemente dejaban que fuese el propio animal el que se tirase.
Con los datos de los vídeos han sido capaces de generar modelos por ordenador que les han servido para tener información más precisa. Y gracias a ellos esperan poder aplicar lo que han aprendido de las serpientes en trajes de planeo para seres humanos y en la fabricación de turbinas.
El Diario 24 - Argentina