Los pantanos de turba del Noreste europeo son acreedores de uno de los muchos misterios que encierra el viejo continente: la aparición de momias con más de 2.000 años de antigüedad. Todos los cuerpos llevan estigmas de muerte violenta que hacen sospechar a los científicos que fueron víctimas de sacrificios o rituales religiosos. Hombres, mujeres y niños que resucitan tras siglos de silencio, y que nos revelan aspectos sorprendentes de la época en que vivieron.
Los cuerpos momificados descubiertos a lo largo del siglo XX en los pantanos del norte de Europa constituyen, además de un importante hallazgo arqueológico, un misterio difícil de descifrar que ha permanecido intacto gracias a las condiciones especiales que reúne la zona y a las turberas de los pantanos. Dos siglos después de su muerte, los cuerpos difuntos, notablemente conservados, vuelven a ver la luz del día delatando que su muerte fue violenta. ¿Se trata de víctimas participantes en sacrificios rituales o de ajusticiamientos a criminales? Estrangulamientos, decapitaciones, hombres, mujeres y niños degollados y apuñalados...
De momento no existe una respuesta única a este interrogante. Las pruebas científicas realizadas aseguran que la mayoría de los cuerpos datan de la segunda mitad de la Edad de Hierro, periodo que corresponde a la llegada de los romanos y su dominio en estas tierras. Remitiéndonos a las crónicas escritas por los historiadores Plinio y Tácito, encontramos ciertas respuestas que confirman las sospechas de los arqueólogos y científicos que realizan las investigaciones: los pueblos que habitaban el noroeste de Europa dos mil años atrás, tenían la creencia de que los dioses habitaban en los terrenos pantanosos y acostumbraban a ahogar a los criminales, desertores, traidores, e incluso, a los homosexuales. Al parecer, el objetivo de dichos actos, además del castigo y ajusticiamiento, era el de ofrecer a las divinidades los cuerpos y vidas de los castigados a modo de sacrificios. Sin embargo, otros autores antiguos como Osorio y Julio Cesar apuntaron que los humanos sacrificados eran ofrecidos a los pantanos sagrados tras ganar una batalla en señal de ofrenda al dios de la guerra.
Los casos más curiosos
Los cuerpos momificados descubiertos a lo largo del siglo XX en los pantanos del norte de Europa constituyen, además de un importante hallazgo arqueológico, un misterio difícil de descifrar que ha permanecido intacto gracias a las condiciones especiales que reúne la zona y a las turberas de los pantanos. Dos siglos después de su muerte, los cuerpos difuntos, notablemente conservados, vuelven a ver la luz del día delatando que su muerte fue violenta. ¿Se trata de víctimas participantes en sacrificios rituales o de ajusticiamientos a criminales? Estrangulamientos, decapitaciones, hombres, mujeres y niños degollados y apuñalados...
De momento no existe una respuesta única a este interrogante. Las pruebas científicas realizadas aseguran que la mayoría de los cuerpos datan de la segunda mitad de la Edad de Hierro, periodo que corresponde a la llegada de los romanos y su dominio en estas tierras. Remitiéndonos a las crónicas escritas por los historiadores Plinio y Tácito, encontramos ciertas respuestas que confirman las sospechas de los arqueólogos y científicos que realizan las investigaciones: los pueblos que habitaban el noroeste de Europa dos mil años atrás, tenían la creencia de que los dioses habitaban en los terrenos pantanosos y acostumbraban a ahogar a los criminales, desertores, traidores, e incluso, a los homosexuales. Al parecer, el objetivo de dichos actos, además del castigo y ajusticiamiento, era el de ofrecer a las divinidades los cuerpos y vidas de los castigados a modo de sacrificios. Sin embargo, otros autores antiguos como Osorio y Julio Cesar apuntaron que los humanos sacrificados eran ofrecidos a los pantanos sagrados tras ganar una batalla en señal de ofrenda al dios de la guerra.
Los casos más curiosos
- La Mujer de Huldremose. Fue descubierta en 1879 en uno de los pantanos de Jutlandia (Dinamarca) cubierta con una capa y una falda. En 1952 se dieron cuenta de qué provocó su muerte: tenía el brazo derecho amputado y tenía cortes en todos sus miembros, por lo que murió desangrada antes de ser arrojada al agua.
- El cuerpo de la niña de Windeby fue hallado en Schleswig-Holstein (Alemania) en 1952 en el fondo de una tumba en el turbal, con una rama de abedul en el hueco de su brazo derecho. Tenía media cabeza afeitada, lo que hizo pensar que había sido ejecutada por adulterio. Según los exámenes sólo tenía 13 años y los ojos vendados por una cinta con la que fue posiblemente estrangulada.
- El Hombre de Gallagh se descubrió en 1821 en el condado de Galway, en Irlanda. Es una de las momias más antiguas del norte de Europa. Apareció cubierta con una capa de piel de ciervo atada al cuello mediante unas cañas utilizadas para estrangularle. Junto al cuerpo se hallaron unos postes que fueron utilizados para hundir el cuerpo en el agua.
- Franz el Pelirrojo Con el apodo de Franz el Pelirrojo se conoce en Alemania al Hombre de Neuversen. Vivió hacia el año 300 d. de C., y fue encontrado en 1900 en un pantano entre Holanda y Alemania.
- La Mujer de Elling fue descubierta en 1938 donde 12 años después se dio con el hombre de Tollund. Vivió hace unos 2.100 años y murió aproximadamente a los 30 ahorcada con un cordón de cuero. Su cuerpo estaba envuelto en una capa de piel de becerro y sus piernas por otra de ternero. Su larga cabellera le llegaba hasta la cintura.
- Otro caso es la momia del Hombre de Damendorf, descubierto en 1900 en Schleswig-Holstein, Alemania. Vivió hacia el año 200 d. de C. Sólo le quedaba la piel. Los huesos se disolvieron por la acidez del agua de la ciénaga.
- A pesar de los signos de violencia, el Hombre de Grauballe murió envenenado. Le cortaron la garganta de oreja a oreja, le aplastaron el cráneo y le rompieron una tibia. Los expertos pudieron tomar sus huellas dactilares.