Un delincuente entró a robar a un local, cuyo empleado se resistió y, en el medio del forcejeo, fue testigo de una reacción insólita: el ladrón se largó a llorar y él tuvo que consolarlo.
El hecho ocurrió en Alemania, donde un comerciante recibió la visita inesperada de un asaltante y decidió defenderse con un bate de béisbol. El delincuente intentó reducirlo con un cuchillo y se produjo una lucha que duró apenas segundos.
En un momento, el delincuente se quebró y rompió en llanto. "Déjame ir, tengo esposa y niños", imploró, mientras su víctima le acercaba una servilleta para que se secara las lágrimas.
Finalmente, la filmación de las cámaras de seguridad del local muestra la llegada de la Policía, que arrestó al ladrón y dio su versión: "Él no tenía familia y quería gastar el dinero en drogas".
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