Pall Arason, por su parte, obtendrá después de muerto mucha atención, porque su pene flota en un frasco. De hecho es el primero que logró donar con éxito su miembro viril a la institución. Para ello, tuvo la bondad de fallecer a los 95 años de edad, porque al parecer donarlo en vida no es legal más allá de que uno esté en una edad en la que no le da demasiado uso.
Sigurdur Hjartarson, quien dirige el museo, explicó que el generoso aporte de Pall atraerá más donaciones de penes de ballenas, focas, osos y de otros humanos. Basta por el momento ingresar al sitio web del museo y prestar singular atención al logotipo.