Kayo se convirtió en uno de los rostros más famosos de Japón por ser presentadora en un programa de videojuegos.
Cambió su aspecto al abandonar su pueblo natal simplemente con ayuda del maquillaje. Lejos de allí se vio con la libertad para actuar como una mujer y una agencia de modelos se fijó en ella y la fichó.
Entre sus fans masculinos, que eran legión, existen desde las decepciones hasta las sorpresas. El tiempo dirá si esta confesión termina con su carrera y su popularidad o la convierte en icono de modernidad, de integración.
Vía: Sucesos Tucumanos