El pasado 12 de agosto, la NASA reveló que el Telescopio Nuclear Espectroscópico (NuSTAR, por sus siglas en inglés) había capturado un espectacular acontecimiento en la que una fuente compacta de rayos X, llamada corona, se aproximó a un agujero negro supermasivo en cuestión de días.
"La corona se ha derrumbado hacia el agujero negro, lo que ha provocado que la intensa gravedad que genera el agujero haya absorbido toda la luz circundante en una espiral hacia su interior", así lo explicó Michael Parker, autor del estudio, en la página web de la agencia espacial.
El agujero negro de este estudio se llama Markarian 335 o Mrk 335 y se encuentra a 324 millones de años luz de la Tierra, describe el sitio web, e indica que tiene diez millones de veces la masa del Sol pese a que su diámetro es sólo 30 veces mayor. "Esta ingente masa y la velocidad de su giro hace que el tiempo y el espacio esté distorsionado a su alrededor", menciona el sitio web.
Aunque cierta cantidad de luz se pierde en el agujero negro, hay otra luz de alta energía que emana de la corona y del disco de material híper-caliente a su alrededor, en una apasionante lucha entre la oscuridad del agujero negro y la luz de la corona.
Los astrónomos no están seguros de la forma y la temperatura que tienen las coronas, pero saben que contienen partículas que se mueven cerca de la velocidad de la luz, concluye la NASA en su comunicado.
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