El papa Inocencio XII (1615- 1700) será recordado en la historia de la iglesia católica por haber sido el último en llevar barba. Durante mucho tiempo, esta seña de identidad fue considerada inmoral, ya que se creía que era la representación de los pecados cometidos. Por esta razón, en 1119, el Concilio de Tolosa amenazó con excomulgar a todos los clérigos que dejaran crecer su vello facial.
A pesar de que Jesucristo ha sido representado siempre con una espesa barba, en la actualidad no es posible que el Sumo Pontífice sorprenda con un look diferente.
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