Esta es sin duda la experiencia más extraña que una mujer pueda tener en un inodoro. Una vez que la mujer está cómodamente sentada, la gigantesca cabeza de luchador de sumo comienza a avanzar lentamente. Una música fuerte, frenética y con un canto maniático comienza a sonar a todo volumen. Lo más aterrador es que la persona que está sentada comienza a sentir que será aplastada por la gigantesca cabeza, pero antes de que esto suceda se detiene, plantando un beso muy largo en las rodillas.