La joven, de la que aseguran los médicos no ha consumido nunca frutas ni verduras, se desmayó y fue traslada al hospital con problemas respiratorios. Los facultativos, que detectaron anemia en Irvine, tuvieron que inyectarle una serie de vitaminas.
Pese a estar a punto de morir, la joven es todavía incapaz de abandonar la comida rápida, aunque, en declaraciones al diario «The Sun», ha manifestado su intención de dejar de consumir estos productos: «Estoy empezando a darme cuenta que esto es malo para mí».
Los médicos advierten que la falta de vitaminas y otros nutrientes vitales así como la excesiva acumulación de sal puede aumentar la presión arterial y debilitar el sistema inmunológico.
Fuente: ABC.es
