Cuando el hijo de Blair McMillan se negó a hacerle un favor por estar muy ocupado con su iPad, el padre de familia tomó una decisión radical: vivirían como si estuviesen en 1986.
En la casa de los McMillans está prohibido cualquier objeto posterior a ese año: no hay internet y si quieren consultar algo van a la enciclopedia.
Sus smartphones fueron reemplazados por un teléfono, los más chicos juegan Super Mario Bros y tienen una radio que no reproduce mp3.
Morgan, la esposa de Blair, ya ha leído 15 libros, y su marido afirma que se sienten más unidos y que conversan mucho más.
www.notecreo.cl